Nunca habia comprendido la vida. Siempre habia caminado apenas
inmutandose de lo que ocurria a su alrededor. Esa mañana desperto con
una extraña sensacion en la garganta. Con el sabor de un presentimiento
que no decia nada bueno.
A pesar de todo sonrio como cada dia y se levanto de entre sus sabanas. Arreglo su cama y se metio a la ducha.
El
agua estaba helada. Pero se sentia bien a pesar de los 10 grados que
marcaba el termometro. Se arreglo lo mejor que pudo y su larga cabellera
la amarro en una gruesa y roja cola de caballo. Bajo corriendo las
escaleras y se acerco a donde estaba su madre. Tomo el jugo de naranja
que le ofrecio y salio disparada despues de dar una mirada fugaz al
reloj que le indicaba que una vez mas iba retrasada. Corrio tan rapido
como pudo, una cuadra antes de la escuela escucho el timbre y resignada a
que ya no le permitirian entrar se desplomo en la banqueta. Hizo una
mueca.
-Te sientes mal?-inquirio una voz amable
-No, estoy bien solo que...-se detuvo al notar que estaba a punto de hablar con un completo extraño
-Bueno ibas corriendo y de pronto te dejas caer-añadio el hombrecillo de barba blanca
-Estoy bien de verdad, gracias por preocuparse-dijo al tiempo que se ponia de pie y se sacudia el trasero
-Te ayudo con tu mochila?
-No gracias, no esta pesada
-A donde vas?-pregunto el anciano
-A mi casa
-Vives en la casa anaranjada verdad?
-Como
lo...-se detuvo, su casa era demasiado llamativa asi que no era raro
que la reconocieran por esa razon-mire gracias por preocuparse, pero en
serio la mochila no pesa puedo volver por mi misma, no lo quiero
retrasar en...lo que sea que iba a hacer
-Pero yo te iba a buscar a ti
Dicho esto el hombre se arranco la barba y arrojo su baston al suelo.
Ella
se asusto. Dio un paso en reversa pero se olvido de la banqueta por lo
que que cayo de espaldas. Sintio como si frotaran un hielo por todo su
cuerpo. La sangre se helo y solo vio a aquel sujeto acercarse más y más.
Rogo por que alguien pasara, que alguien los viera pero a esa hora de
la mañana no habia ni un alma en la calle. Intento gritar pero no logro
hacerlo. El hombre le tomo una mano y comenzo a moverla. Era una
sensación extraña, muy extraña como si sus piernas ya no le
pertenecieran mas y se movieran a voluntad de sujeto que la estiraba. Su
vista comenzo a nublarse y de pronto ya no supo más de ella.
Al
despertar vio una habitación rosada. Repleta de muñecos de peluche, bajo
la mortecina luz que iluminaba la habitación, el rostro de los osos
parecia tener un gesto malevolo, siniestro. Se sintio asustada. Intento
moverse pero sintio mucho dolor. Se quedo quieta. Parecia estar sobre
algo blando. Algo que parecia ser una cama. Y lo era. Hecho un vistazo a
su cuerpo para intentar localizar lo que sea que le estuviera
provocando ese agudo dolor que lo la dejaba moverse. No habia nada.
Trago saliva. "Vendran por mi" penso. Pero algo dentro de su corazón le
decia que no, que no seria asi, que moriria a manos de ese hombre.
Sintio una lagrima correr por su mejilla.
De pronto la puerta se abrio y vio a su captor sonreirle.
-Hola queridita, ¿como te sientes?
Los
labios le temblaban. El hombre se habia quitado el bigote y se habia
cambiado la ropa de anciano que llevaba. Usaba una camisa blanca muy
ajustada que dejaba ver su barriga. La beso en la frente.
-Estaras
bien cariño, solo que con lo que te inyecte te sientes algo adormecida y
adolorida, pero mañana se te pasara y podremos salir a jugar juntos
como antes. Le sornio.
Ella lo miro a los ojos. No entendia que
estaba pasando, sentia miedo, sentia enojo, sentia demasiadas cosas que
no podia explicar.
Él le cerro los ojos.
-Duerme, descasa mi pequeña, papi estara aqui cuando despiertes.
Lucho contra sus ojos que se cerraban pero no lo logro, se sumio en un profundo sueño.
FICCION
Sharon Eliana
Sharon Eliana
Escrito: Sábado, 17 de diciembre de 2011 a la(s) 1:37