Había una vez un joven príncipe persa llamado Farhad que estaba
porfundamente enamorado de Shirin, una bella doncella de la corte. Un
día, llegaron a sus oídos rumores de que su amada había sido asesinada,
lo que no era más que un bulo.
Entonces, destrozado por la pena, el príncipe montó su caballo favorito y
galopó hasta un acantilado desde el que se precipitó para acabar con
una vida que para él ya no tenía sentido sin Shirin.
De las gotas de sangre que brotaron de sus heridas y quedaron en el
lugar nació una pequeña flor de color rojo, lo que hoy conocemos como
tulipán. Desde entonces, el tulipán ha sido considerado como el símbolo
del amor perfecto.
2 comentarios:
Linda entrada, es triste, pero bien romántica...Sería lindo conseguir un amor así :)
Sería hermoso recibir tulipanes como regalo jaja :)
saludos!
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