Camine como todos los días del metro a la escuela, al entrar el lugar me sentía acalorada, era un día muy soleado.
-Hola -me saludo una voz algo curiosa
Me volvi para ver de quien se trataba, era mi compañero de salón. Todo el camino platicamos hasta llegar al edificio de clases. Aun me sentía con calor, pero ahora el calor externo se había equilibrado con un calor interno.
Solo tenia una clase ese día martes, me despedi de mi amiga y me dirigi hacia el metro.
-¡Hey esperame!-de nuevo mi compañero
-¿Vas al metro?-pregunte sonriente
-¿Si, tu también verdad?
Asenti. Emprendimos el camino. Decia muchas veces mi nombre.
-En que estación te bajas?
-¿En Madero, y tu?
-Más adelante, en Revolución.
Nos quedamos callados unos minutos, soreimos y nos miramos a los ojos. Algo paso, no estoy segura de lo que fue, pero de pronto la distancia en nuestros rostros se hizo más corta, nuestros ojos se clavaron en los del otro, y de pronto ambos se cerraron al tiempo que nuestros labios se encontraron. Fue un beso casto, un beso sencillo, pero fue una de las mejores sensaciones de mi vida. De pronto el metro se freno para empezar a detenerse, la inercia nos empujo el uno con el otro. Ambos reimos, era mi estación. Me despedi con otro beso y una sonrisa.
Ojala ese momento hubiera durado para siempre, de lo que estaba segura era que esa sensación la recordaría hasta el ultimo de mis días.
FICCION
Sharon Eliana