Cuando te enamoras de alguien, hay una sensación muy bonita, esas mariposas en el estómago, esas cosquillas que sientes cuando lo ves o piensas en él. Ese nerviosismo de saber que en cualquier minuto llegará por ti.
Esa sensación es buscada por muchos. Pero no es para siempre, la rutina, la costumbre, hace que eso desaparezca y es entonces cuando las relaciones fracasan, cuando inician los reclamos las comparaciones con el pasado. Pero todo eso, da paso a algo mejor, un amor ya no de mariposas, ya no de nerviosismo. Todo eso, se convierte en algo que supera por mucho a ese tipo de amor, un amor maduro, un amor responsable, un amor donde importan los dos, donde planeas una vida juntos, donde ya no hay lugar para ensoñaciones si no para metas, metas por las que luchar juntos, obstáculos que ya no significan nada porque han crecido.
No entiendo porque alguien podría preferir el primer tipo de amor, ese amor juvenil, en el que se preocupan por el que dirán, un amor incierto, un amor que puede ser reemplazado por otra persona que te haga sentir lo mismo que el anterior.
No, a mi me gusta más esto, saber que el esta ahí para mi, saber que sin importar nada estaremos juntos, saber que cada día nuestras metas están más cerca, ese sentimiento de respeto, de cercanía, de intimidad. Esa sensación de que hay alguien que te conoce, de saber que los errores son aceptados. Tratar de ayudarse a ser mejores personas los unos a los otros. Un amor maduro. Un amor de verdad. Ese es mi favorito y no lo cambio por nada.
P.D. Aún me sigo poniendo nerviosa cuando falta poco para verlo
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