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martes, 14 de mayo de 2013

A mis maestros

Hoy 15 de mayo se celebra en México el día del maestro (no se si en otros lugares tambien). Yo siempre procuro no odiar a mis profesores, a menos que sea los típicos que les vale si aprendes o no. No me importa si son estrictos, o enojones o de esos que te encargan tarea para ahogarte, son personas-junto a los padres- que te dan las bases para que te forjes un futuro excelente. 

A lo largo de mi vida he tenido malos maestros, pero la verdad es que han sido más los buenos. A pesar de esto, hay ciertos maestros que dejaron huella en mí y a los que les tengo un profundo agradecimiento y cariño por ayudarme a aprender a que la vida tiene sus motivos. 
Todas esas materias complicadas son una forma de comprender el mundo. Por eso quiero dedicar esta entrada a esos profesores que tanto aprecio.

La primera maestra que me abrió las puertas no la recuerdo bien, solo que se llamaba Veronica. Era una mujer dulce y cariñosa, la educadora perfecta para un jardín de niños.

En tercer año de primaria el maestro Juan de Jesús fue un gran apoyo para mí, me inculco el hábito de lectura y siempre me decía que iba a llegar lejos.

 El “profe José”, era un profesor pequeño en estatura pero un gran consejero, sus clases era tan dinámicas que podíamos comenzar hablando de matemáticas y terminar leyendo biología. Es uno de los maestros que más aprecio y que hasta la fecha sigo visitando cada que tengo oportunidad.

 En la secundaria fueron demasiados maestros. Demasiadas personas pero solo unos pocos son los que realmente considero excelentes profesores. Uno de ellos es el maestro Américo, profesor de geografía que me mostro el mundo en un libro, me mostro que hay todo un mundo por descubrir. 
La maestra Sarita era odiada por todos, una mujer alta, morena, estricta a más no poder. Fue un gran apoyo para mí, me enseño tantas cosas, me enseño a perseguir mis sueños, yo jamás la odie, aprovechaba cada oportunidad para hablar con ella y preguntarle acerca de su vida y de la vida. Es una más de las que visito cada que puedo.

 Una mención especial para la primera profesora que leyó algo de lo que escribo, no la recuerdo bien porque solo la conocí unos meses pero recuerdo su expresión cuando le mostré una de mis historias, me hizo la persona más feliz de ese momento.

 En la preparatoria, no conecte con niguno de los profesores, no se si por mi culpa o por la de ellos, pero la verdad solo recuerdo al maestro Chuy que fue el único que logro que yo obtuviera un 100 en un exámen de matematicas.

 Ahora que estoy en la universidad, cada doctor/profesor que conozco es digno de admirar, investigadores de cada rama de la salud que ya quisiera llegar a ser la mitad de lo que son ellos. Y a pesar de esto, son tan humildes que nunca imaginarias todo lo que han logrado.

Pero sin duda uno de los profesores que jamás en toda mi vida voy a olvidar es el Doctor Ángel Martínez, una de las mejores personas que he conocido, no solo fue para mi profesor de anatomía, se convirtió en un maestro de la vida. Recuerdo sus palabras de aliento, sus consejos, su sabiduría, sus ansias de aprender, su alegría por la vida. Nos hacía sentir que éramos maravillosos, que cada error, cada pequeño paso era importante, que nada en la vida iba a obstaculizar lo que quisiéramos

Y aunque él es una excelente persona, ahora hay una doctora que sin duda alguna y creo que ella no lo sabe pero me ha dado un impulso, me ha recordado porque estudio medicina. Se tantas cosas gracias a ella, me ha enseñado tanto, me ha motivado y sin duda alguna la admiro y respeto muchísimo, le agradezco haberme recordando porque estoy donde estoy. La doctora Nancy Fernández es un gran modelo a seguir, me inspira día tras día a querer estudiar a querer saber, a querer lograr algo en la vida. Llegar a su clase sin haber estudiado me hace sentir mal, sentir que la defraudo y me obligo a tratar de leer todos los días, en verdad me gustaría poder llegar a ser la mitad de lo que es ella.
La escuela es una parte de la vida, no debe verse como una imposición u obligación, no todo puede ser fiesta y no es bueno vivir en la ignorancia. 

Una gran felicitación a todos los profesores del mundo. 



El profesor mediocre dice. El profesor bueno explica. El profesor superior demuestra. El profesor excelente inspira. —William A. Ward

1 comentario:

Lucinda dijo...

Los maestros, en verdad que aquellos que dejan huella son tan dignos de admirar. Enseñar es una vocación, más que profesión, y la verdad, se nota cuando aman lo que hacen...

¡Yo también tengo mi lista de maestros ejemplares!