Aunque Elly se negaba a hablar de ello, la guerra se acercaba y,
cuando llegara, era posible que lo llamaran a filas. Se esforzó más aún.
Preparó la leña del año siguiente, rascó el linóleo del suelo de la
cocina, lo pulió y lo barnizó, y empezó a soñar con instalar un cuarto de
baño si podía conseguir los elementos.
Y, a escondidas, se informaba sobre las abejas.
Mañana de Gloria, LaVyrle Spencer.
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