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Me gustas cuando callas porque estas como ausente.

miércoles, 23 de enero de 2013

Mala


Todo estaba mal. Tenía casi un año estando mal. No importaba cuando tiempo estudiara, siempre reprobaba, no importaba cuanto intentara endulzar su carácter, siempre terminaba peleando con sus amigos, con su familia. Con su madre. Sobre todo con esta última. Ella. La que le causaba un extraño sentimiento, una mezcla de cariño-no amor-, agradecimiento-por haberle dado la vida, aunque a últimas fechas eso se estaba acabando- y odio. Un odio inexplicable que había ido creciendo poco a poco desde el día en que nació.

 Alguna fuerza inexplicable se imponía con fuerza. Se imponía y le negaba la tranquilidad. La felicidad. Sospechaba que “eso” estaba dentro de ella. Algo estaba mal. Y ella creía saber que era. Era ella.

Observo en el espejo su rostro. Era bonita y lo sabía. Pasó una mano suavemente por su mejilla y sonrió. Sin quitar la vista de su propio rostro, tomo una pequeña liga y anudo su cabello lo mejor que pudo. Parpadeo un par de veces y salió de la habitación. Los ojos le ardían y palpitaban como si intentaran salirse de sus cuencas. Pero todo estaba bien. Todo. Bien. Necesitaba creer esa mentira.

Los últimos tres meses había pensado continuamente suicidarse. La primera vez que la idea cruzo por su mente fue después de ver su calificación. Era un cuarenta y ocho. Simple, llano. Había estudiado tan duramente para ese examen. Apretó los puños y salió corriendo del aula. Temblaba cuando subió al camión. Temblaba cuando se bajo de él y camino a su casa. Temblaba cuando se paro frente a sus padres y les dijo. Tembló cuando ellos le dijeron que no importaba. Que ellos confiaban en ella. Les dedico una sonrisa y subió a su habitación. Se sentía enferma. Tomo el exacto y sin mucha presión dibujo una línea vertical a lo largo de su brazo. La sangre comenzó a brotar lentamente. El dolor fue haciendo presencia. Sabía que eso estaba mal. Había visto en la televisan, gente que hacia eso. Siempre se burlo de ellos pero ese día los comprendió a todos. Podría enterrar más la navaja. Podía cortar sus venas. Podía cortar su estúpida vena media. Podía cortar su basílica, su cefálica. Sabia donde estaban y como se llamaba cada una. Podía sentir el flujo que pasaba a través de ellas. Podía cortar más profundamente y desgarrar sus tendones. Pero fue cobarde y no lo hizo. Arrojo el exacto –Los que se suicidan se van al infiernose limpio el brazo cuidadosamente. 

Pero desde ese día, cada vez que estaba parada esperando al tren, imaginaba que pasaría si ella se arrojara. Pensaba en la forma que la enorme maquina destrozaría su cuerpo, ¿Dolería? Ella creía que el golpe sería tan rápido que no sentiría nada –los que se suicidan van al infierno- pero también sabía que no tenía el valor suficiente. Era una cobarde. Una asquerosa cobarde con una vida de mierda que ella misma se había creado. 

Todas las noches terminaba sus oraciones con un ¿Cuánto tiempo me vas a dejar vivir? Lo que ella no sabía es que viviría. Viviría mucho tiempo. Ella no era mala, pero, los que desean la muerte ¿también van al infierno? 

FICCIÓN, Sharon Eliana

5 comentarios:

Camila dijo...

Me gustó mucho, Sharon, demasiado bueno. Aunque triste. Y la última pregunta también me la hago yo: "Los que desean la muerte ¿también van al infierno?"


Un beeeeeeeeeeessssssso!

You know, L? The Shinigamis only eat apples. dijo...

"Un odio inexplicable que había ido creciendo poco a poco desde el día en que nació." Creo que esa frase me describe.
Es muy hermoso lo que escribiste. Yo, la verdad, también pensé eso de si los que desean la muerte, tambien van al infierno. Pero no lo sé. No creo en eso del infierno y el cielo, simplemente nadie sabe qué sucede después de la muerte.
Un beso c:

Na Abarca dijo...

Jesús! Bueno wow, bueno este shoy me dio escalofríos/momentopensativo/kjdsbdm,vfd
pero está E X C E L E N T E! Me encanto!

Juli dijo...

Esta entrada me describe, no a la perfección, pero sí algo, a un Yo de mi pasado... me dejó pensando mucho.

Suerte!

Soudy dijo...

Sinceramente, este escrito es muy bueno :)
Y pues, creo que esa pregunta nadie la sabe más que un mismo muerto, lamentablemente en esta vida no habrá quién la responda sabiamente.
Saludos!